miércoles, 8 de julio de 2009

51. [Cuenta-Cuentos]

Sólo tenía una certeza: la culpa la había tenido aquél libro.

Supe que debía ser mío cuando entré aquella mañana en la biblioteca y lo encontré descansando en una estantería a la que no pertenecía: un tablón de madera que flota a la deriva en un mar de letras. Cuando lo tomé entre mis manos, el aroma a misterio me impregnó por completo y en la portada, como único título, aparecía un nombre: Dana. Un escalofrío recorrió mi espalda en ese momento.

Me acerqué a la bibliotecaria libro en mano y media hora después ya estaba en mi casa, devorándolo. Tenía tantos capítulos como años con los que yo contaba, veintiuno para ser exactos; el resto del libro estaba en blanco. Según iba sumergiéndome en él, más convencida estaba, pese a lo raro que pudiera parecer, de que ese libro era la historia de mi vida. Cada día se iban escribiendo, como por arte de magia, unas páginas más en las que a la protagonista le sucedían cosas idénticas a las que poco después me sucedían a mí. La idea me aterró al principio, pero no tardé mucho en darme cuenta de que podía averiguar que iba a pasar en mi vida antes de que ocurriera y que, de ese modo, podría evitar pasar malos momentos, tomar decisiones equivocadas o poner rumbo a un camino inestable y pedregoso.


Pasaba las horas muertas contemplándolo, sentada en la butaca del escritorio. Poco a poco, las horas se convirtieron en días, los días en semanas, las semanas en meses... y yo estaba cada vez más enganchada. Pronto dejé de salir por miedo a las cosas terribles que narraban lás páginas de aquellas hojas malditas, comía lo necesario y sin perderlas de vista, apenas dormía... y mi histerismo iba aumentando de una forma completamente proporcional a la disminución de las páginas en blanco.

Años después, abandonada a la soledad por mis amigos, familiares y seres queridos tras múltiples intentos fallidos de acercarse a mí, llegó de forma inexorable mi miedo más profundo: la última página, mi último aliento... y decía así:

"Todo el que me posea será tentado,
todo el que sucumba será abandonado

pues yo consumo toda luz que alumbra
y ahogo tu alma en la penumbra.
"

Y mientras aquellas palabras se agolpaban en mi garganta, asfixiándome, comprendí que intentando dominar mi vida sólo había logrado perderla.
No comprendía por qué había caído en ese error fatal... sólo tenía una certeza: la culpa la había tenido aquél libro.

14 comentarios:

  1. pero que libro mas oscuro, sera realmente el culpable?
    muy muy hermoso e intensa la entrada
    me ha encantado
    besos

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  2. :-) pues la tentación a evitar el dolor es la peor de todas, creo que todos caeríamos en ese error si tuvieramos un libro como ese. El dolor es parte de la vida. Buena historia, con moraleja.

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  3. Tus historias consiguen remover todos nuestros demonios interiores, y nos invitan a la meditación más que trascendental. Nadie puede quedar indiferente.

    Tomaré buena nota del título de tu libro maldito. En mi lista negra, por supuesto.

    Bsss

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  4. Me recuerda a algun relato de los Mitos de Lovecraft, me gusta aunque haya una errata ("apenas" va junto) y la narradora se engañe a si misma... La culpa es suya xD

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  5. Cierto... lo arreglo en un momento.
    Gracias :)

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  6. creo que es relato que mas me gusto de todos, esta muy bien narrado y hace que uno se meta en la historia, como dijeron varios creo que todos caeriamos en la misma tentacion, y no poder dejar de leer lo que viene, pero es cierto la culpa no es del libro sino de uno. besos

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  7. Si que lo es, muchas gracias Dama, este relato es precioso, a veces perdemos parte de nuestra vida en libros que son "adictivos" que a la vez son malditos y benditos... es una buena manera de perder la vida...
    Besitos

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  8. Qué buen relato, Dama Blanca. Me ha gustado la poética sentencia del libro. Tendré cuidado con los libros que compre a partir de ahora, uf. Abrazo.
    Oye, no me ha dado tiempo a votar los microrrelatos, pero pase lo que pase, para mi has ganado tu ;-)

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  9. Está muy bien! Me recuerda en ciertos matices al sentimiento que despertaba el libro a aquellos que lo poseían en la novela "La historiadora".

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  10. Nunca, ni por todo el oro del mundo, dejaría que me contasen el futuro.
    Y mira que como piensa la protagonista ello conllevaría poder evitar con antelación lo malo, pero... ello podría estar ya previsto en el libro.
    Es escalofriante tu narración y la angustia que la va envolviendo hasta la última página (o día?)
    Muy buena!

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  11. Cada uno tenemos ese libro y hemos sucumbido en él. El artista tiene la capacidad de reconocerlo y hasta culparlo. Pero basta hechar una mirada alrededor y hay quienes se consumen por ejemplo en su trabajo, o en el alcohol, siempre habrá algo para perderse y condenarse...son pocos los que se consumen y se condenan en el torrente de la vida. El escrito nos plantea esta ecuación existencial, cada cual despejará la incognita de su vida teniendo este dato en uno de los lados del problema...¿a solucionar?

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  12. ¡Genial Dama! Un cierre realmente aterrador y apropiado para esta historia. ¡Enhorabuena!

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  13. Dama, yo creo que al final de cuentas la culpa es siempre de uno, que deja que las cosas sucedan o no. Espectacular relato. Un gran abrazo, que tengas una linda semana.

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  14. Trágico, pero supongo que la mayoría de personas reaccionarían así si supieran su futuro. Me recordó mucho a un cuento en el que estoy trabajando, bien parecido, pero a la vez bastante distinto, si quieres te aviso cuando lo publique en mi blog ;)

    Saludos

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