martes, 30 de noviembre de 2010

123.

Vago preludio de susurros 

que en aciaga noche acontece
bajo la blanca luna que crece, 
escuchad mi conjuro:

Conozcan aquellos que juzgan 
el dolor de a quienes han juzgado, 
muerte tengan traicionados 
por el veneno con el que comulgan.

Surque las sombras ésta maldición 
como una estrella fugitiva 
que lleve a Telvêrnia la misiva 
de su propia perdición:

¡Que yo, la bruja sin corazón, 
convoco a las criaturas de los planos
y guiadas por la magia de mis manos
os enseñen lo que es el dolor! 

Porque en aqueste último bramido
de la bruja desterrada y mezquina
se esconde la condena que algún día
se alzará para llevaros al olvido.