martes, 7 de octubre de 2014
132.
Exhalas, y lo haces pensando cuál será tu último momento;
teme el moribundo, más que a la muerte, el olvido,
más que a la impotencia y el dolor, el tormento,
y parece que han pasado años desde la última vez que ha vivido.
Abren los ojos para enfrentarse a un mundo de hastío,
sin regalar un beso de despedida, sin preguntar cómo te ha ido.
Caminan, aunque creen ver, con los ojos cerrados,
con el corazón marchito y dormido, sin te quieros susurrados al oído.
Te preguntas dónde han ido a parar todos tus sentimientos
y si puede caber la juventud en los ataúdes donde se olvida a los muertos,
porque al final... la única muerte está en nuestros pensamientos
y nuestra única tumba es la incertidumbre de si alguien nos echará de menos.
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