47.

Os dejo un microrrelato de 300 palabras que escribí para un concurso de la Noche de San Juan (en unos días dirán qué tal). El título inicial era "Al otro lado del espejo", pero se me iban las palabras.

Espejos

"Aquella noche me sentía algo aturdida. Los festejos de la noche de San Juan causaban un gran alboroto; en la playa todo el mundo reía y algunos bailaban alrededor de las hogueras, la alegría era contagiosa, pero necesitaba algo de paz.
Cuando me interné en lo profundo de los árboles que se extendían en torno a la costa, la algarabía se escuchaba lejana y distante. Sin embargo… algo se oía más allá, en lo profundo del bosque… una atrayente melodía.

Corrí; podría haber cerrado los ojos mientras lo hacía y estoy segura de que aún así habría llegado al mismo punto, como guiada por un ente invisible. Me había dejado llevar hasta una especie de claro, y en el centro, una especie de espejo reluciente que emitía destellos verdosos. Me acerqué, sigilosa y expectante, ahora que la música se oía mucho más clara y sabía con certeza de dónde procedía. Sin embargo, al contemplarme en él no fue mi reflejo lo que vi. Era algo mágico:


Árboles retorcidos por su avanzadísima edad, tan altos que sus hojas rozaban el cielo. Luciérnagas tan grandes que servían de farolillo a las curiosas criaturas que danzaban alrededor de un fuego, realizando cánticos en un idioma extraño.
Eran tan pequeñas que me llegarían por las rodillas, su piel era olivácea y brillante, parecía compuesta por miles de diamantes microscópicos… pero lo más hermoso eran sus alas, grandes, de colores vívidos, con las que hacían piruetas en el aire al son de la música que tocaban sus compañeras con flautas traveseras tan chiquitas como un dedal.

Quise unirme a ellas, pero mis manos chocaban contra el frío cristal… aún así, mi mente se resistía a volver al mundo real y no pude más que resignarme a contemplarlas, durante toda la noche, perdiéndome en su canción."