Como una quemazón agonizante se me clava el recuerdo de tus ojos distantes, el caer de tu pelo en la espalda… yo te doy mi corazón y tú lo desgarras.
Si te quise una vez ahora me largo de tu cama, en otro colchón alguien me llama y con otro rostro borraré tu cara.
Si alguna vez te amé se consumió de rabia, como una bocanada de aire que se va por la ventana de madrugada, que se pierde entre la nada.

Te has convertido en el vaho que empaña mi alma, me envenenas y me engaña el sabor de tus palabras y estoy harta, de quererte hasta que ya no puedo más, de adorarte hasta llorar y marchitarme en un cuerpo que ya no me pertenece, que se enfría y palidece cuando tú te vas.
Me he cansado de esperar a que lo entiendas… de habitaciones de alquiler en un mugriento motel y de tequieros prestados.
Que aunque nunca te haya superado, te olvidaré y no te quiero otra vez a mi lado.
Yo ya he hecho las maletas y me largo de aquí, sin ti, a cualquier lado.